martes, 7 de febrero de 2017

¿QUÉ SENTIMOS CUANDO DECIMOS "ODIO"?


Todas las emociones, incluidas el odio, son legítimas. Es más, no se pueden ni se deben controlar. Ahora bien, lo que tampoco puede ocurrir es que el odio te controle a ti. Lo que se puede hacer con las emociones es aceptarlas, y gestionarlas. ¿De qué forma?



En mi opinión, lo primero que podemos hacer es preguntarnos cuál es la intención positiva de sentir odio, es decir, qué cosa buena para nosotros quiere el odio. Veámoslo con un ejemplo. Supongamos que alguien ha cometido un acto que nos ha causado un daño grave y juzgamos que hay una intención en causarlo. Y por ello sentimos odio hacia esa persona. ¿Cuál podría ser la intención positiva que sintamos odio? Podríamos pensar que el odio nos da energía para anular a nuestro “enemigo” y de esta manera defendernos. En definitiva, lo que busca el odio es protegernos.

Esto me parece un gran descubrimiento porque nos permite darnos cuenta de dos cosas. La primera es que el odio, que es un sentimiento que nos aleja de la paz y el equilibrio, busca algo positivo para nosotros que es satisfacer nuestra necesidad de seguridad. La segunda es que nos permite separar intención de comportamiento. Vamos, que una cosa es buscar la seguridad y la otra es comportarnos con agresividad para anular o aniquilar aquello que nos causa esa falta de seguridad. Lo primero es siempre legítimo, lo segundo, no.

Emocionario. Palabras Aladas.




El otro aspecto a considerar es que esta emoción es poco “ecológica” porque busca dañar o anular a la otra parte y además es una emoción que nos aleja de la paz y el equilibrio. Lo que se trata es de transformarla teniendo siempre presente mantener la intención positiva del odio que, en nuestro ejemplo es mantener nuestra seguridad personal.

Fuente: http://rumbointerior.com/como-puedo-convertir-el-odio-en-algo-valioso/


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